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Crónica Numancia-Real Valladolid (0-3): Enjaulados dentro del virtuosismo vallisoletano

Crónica Numancia-Real Valladolid (0-3): Enjaulados dentro del virtuosismo vallisoletano

Actualizado 13/06/2018 22:19
Bernat Díez

El Real Valladolid cobra una clarísima renta en Los Pajaritos ante un inoperativo y cansado Numancia. Sin ideas claras en ataque, los de Arrasate no pudieron zarpar. En la ida de la final de la Promoción quedó presente que el Pucela, en una tarde noche de oficio y beneficio, es mucho más que Jaime Mata. Tuvo unas tres y las materializó.

El Numancia necesita una machada de las épicas en el José Zorrilla, donde ya sabe lo que es anotar tres dianas esta temporada. El Real Valladolid volvió a ejercer un dominio absolutista (0-3) en Los Pajaritos, como ya hizo anteriormente en mayo (0-1), y hundió en una tristeza más absoluta al Numancia del quiero y no puedo. Esta vez, derbi castellano desigual con un Pucela muy eficaz. Demasiado para un cuadro soriano cansado y con pocas ideas en la sesera. Nunca den por muerto al Numancia, aunque el ataúd esté prácticamente cerrado… Por su parte, el Valladolid de Sergio González lo volvió a hacer: tres goles, como contra el Sporting, en una ida, la segunda, de los play-off.

Un eco lejano, el cual alcanzaba el mismísimo y largo paseo de Eduardo Saavedra, bajaba hasta Los Pajaritos con el alegre “¡ale, Numancia!” como carta de presentación. Cortes de tráfico, furgones policiales y vasos anchos en la barriada del este de la capital. Un derbi castellano, el tercero de la temporada, estaba al caer. En Liga, una victoria para cada uno. El Zorrilla había sido, con remontada incluida, (2-3) del Numancia; Los Pajaritos (0-1) de un renovado Valladolid, con Sergio González ya al mando. Final de la Promoción por el ascenso a Primera, abierta de par en par. Soria ya no miraba atrás. El presente la encandilaba hacia éxitos lejanos. Una década después, el Numancia colgaba el corazón, la cabeza y el espíritu en las fachadas de la capital, junto a las banderas con el escudo en los balcones. Soñar despiertos. Palpando el sueño con los cinco sentidos.

Ancha es Castilla y el Numancia dejaba claro, clarinete, desde el primer segundo lo que estaba dispuesto a hacer. Ensanchar Los Pajaritos. Balones a Íñigo Pérez y que él decidiese lo que más le convenía al cuadro de Arrasate. Segundo uno y primer balón en largo del navarro a Marc Mateu. Una conexión que se viene llevando durante varios partidos, cuando el colegiado decreta el inicio de la contienda. Pere Milla caía en el área y pedía una pena máxima que no señalaba el señor Prieto Iglesias. En el regreso de Pablo Valcarce al once rojillo, la escuadra soriana se movía con más rapidez que precisión en el área vallisoletana. Mientras tanto, Íñigo Pérez iba colgando alguna que otra falta al punto de penalti. Sabían los de Sergio González que si a alguien debían frenar, por lo civil o por lo criminal, era a Íñigo Pérez.

Podía correr Diamanka. Podía pensar Íñigo Pérez. Hacía rodar el esférico sin presión el Numancia. El Real Valladolid le cedía la iniciativa al bloque soriano. Cocinaba algo majestuoso el Numancia y en el minuto 11 se reivindicaba que de una vez por todas se ejecutase la Autovía del Duero, con la plataforma Soria Ya como cabecilla de los gritos. Un “Soria Ya” que se entremezclaba con “¡Pucela!”. Ataques inocuos del Valladolid, buscando a Mata en largo, y era el Numancia el que se marcaba la primera gran acción combinativa de la tarde-noche, antes de que se encendiesen las farolas sorianas. Íñigo Pérez se la daba a Pere Milla. El catalán se la ofrecía de primeras a Saúl por la izquierda. El cántabro se la ponía templada a Guillermo, aunque el ‘19’ remataba sensiblemente con la testa. Masip, guardameta del Pucela, solo tenía que dar un saltito.

El máximo artillero de la categoría, 34 tantos, se desesperaba. El linier le levantaba la banderita de fuero de juego una y otra vez a Jaime Mata. El que no estuvo en fuera de juego fue Kiko Olivas (0-1). El central del Valladolid, haciendo gala del poderío aéreo de la zaga vallisoletana, cabeceaba a gol un centro de Gianottas. Los de la capital de la comunidad se hacían fuertes en Los Pajaritos y cobraban ventaja en el minuto 36. Gol psicológico, duro golpe para el Numancia y al descanso.

El Numancia volvía a padecer mal de altura y se encontraba con un gol del rival en la ida de esta Promoción. Reaccionaba Arrasate: se quedaba sentando Pablo Valcarce y entraba Nacho al verde. Un revulsivo. Ya le funcionó al bloque numantino la presencia del extremo canario en el Zorrilla. Él fue el autor del 1-2 en Valladolid, preludio de lo que sería la remontada del Numancia en la capital del reino.

Se aprovechaba tímidamente el Real Valladolid de una peligrosa pájara del Numancia en los primeros segundos de la segunda parte. Era práctico el Pucela ante la indecisión de los locales, quienes no sabían cómo actuar. Los intentos ofensivos de los rojillos pasaban de largo, como el tiempo en Los Pajaritos. Sin ninguna ocasión clara de gol en los diez primeros minutos tras la reanudación. La parroquia local se impacientaba.

Poco a poco, mataba el partido Sergio González, quien jugaba con el resultado parcial de la eliminatoria. Pero en esas, Hervías materializaba el 0-2 en un libre directo. Le pegaba con todo, fuerte, el mediocentro y Aitor Fernández la veía pasar por el centro de la portería. La clara ventaja del Valladolid dañaba la moral soriana. Seguía quemando naves el míster del Numancia: Higinio sustituía a un mermado Marc Mateu.

Un Numancia bloqueado no encontraba ni vías, ni soluciones. Se barruntaba una machada de las gordas en el Zorrilla. No es que hiciese mucho el Real Valladolid, pero es que el bloque numantino se había gastado todas las ideas, anteriormente a esa eliminatoria. No podía el Numancia, que se iba apagando, en Los Pajaritos… Tocado y hundido se quedaba los de casa con el 0-3 en un contragolpe matador del equipo foráneo. Óscar Plano enjaulaba al Numancia en la ida de la Promoción con una exhibición de productividad. El ‘11’ vallisoletano se beneficiaba de un despiste de la zaga rojilla para batir a Aitor Fernández, quien tocaba el esférico, pero no lo suficiente.

Entraba Julio Álvarez, el Real Valladolid se jactaba de mal aprovechar contragolpes y el dulce inicial a primera hora de la tarde se le amargaba por la noche al Numancia, que disputará el último choque de la temporada, para bien o para mal, en el José Zorrilla.

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