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Crónica CD Numancia-Albacete (1-2): Trágico villancico en Soria

Crónica CD Numancia-Albacete (1-2): Trágico villancico en Soria

Actualizado 15/12/2018 21:40
Bernat Díez

El bloque numantino, que evidenció el quiero y no puedo, se enredó en la telaraña del ‘Alba’. Silbidos en Los Pajaritos, que ve pasar 2018, y los de López Garai vuelven a mirar, irremediablemente, hacia la parte baja de la clasificación de Segunda.

Un querer y no poder. El Numancia no pudo traspasar nunca la valla electrificada por un sólido Albacete Balompié. De hecho, el bloque numantino rascó premio al final, con un tanto de Guillermo desde el punto de penalti (1-2) que no hizo más que rociar de pimienta un encuentro en el que el Numancia entró demasiado tarde, como ya le ocurriese (1-2) ante el Rayo Majadahonda. Marchito, triste y sin imaginación, la estructura numantina cierra 2018 en Los Pajaritos, cosechando la tercera derrota en Soria.

Preveía un dominio alternativo un López Garai, quien sólo introdujo la variante de Oyarzun en un once calcado al de Riazor, debido a la “cómoda” situación del Albacete Balompié en la clasificación. No andaba muy desencaminado, pues el ‘Queso Mecánico’ de plata, sin una posesión aplastante, se servía de balones a la olla para meterle el miedo en el cuerpo a un Numancia que no reaccionó hasta que Oyarzun le puso, con guante de seda, un centro medido para la testa de Higinio. El de Calasparra cabeceó altísimo. Antes, como en el día de la marmota, Bela cazaba dos balones peligrosísimos: en sendas acciones, una de ellas en fuera de juego, la protagonista de todo esto rozó la cepa del poste.

No llegó nunca a sentirse cómodo el Numancia durante el transcurso de los primeros 45 minutos. Un férreo Albacete le exigía una marcha más a los de casa, que iban en segunda. No estaban frescos y los visitantes olieron esa incertidumbre. Sin fluidez, los numantinos acusaron dos clamorosos errores. Juan Carlos casi se traga un balón que no llegó a aprovechar Manaj en la línea de gol y el acabose, en el minuto 21: Mateu interceptaba un balón con las manos, López Toca le mostraba amarilla y Manaj, el ‘Rey’ de La Mancha, la clavó tranquilamente por el centro desde los 11 metros (0-1).

Cualquier reacción resultaba imposible. El ‘Alba’, ya replegado en su campo y sin la efervescencia del inicio, le cedió el balón a un Numancia que no sabía qué hacer exactamente con él. Se topaba una y otra vez con los molinos del Quijote, colocados por el combinado de Castilla-La Mancha. Definitivamente, este rocoso y eficiente Albacete no era el de la temporada pasada en Soria, el del 5-1. Los de Ramis, más hechos tras su consolidación en Segunda después de ascender hace dos ejercicios, ponían en apuros al Numancia desde su solidez. El disgusto fue mayor y a los sorianos, quienes no lo habían pedido, les volvió a caer carbón. Un congoleño, Bela, dio una Máster Class de cómo se debe definir. En el balcón del área, el ‘24’ se la colocó parsimoniosamente para acabar soltando una sensacional rosca. Una escuadra como una casa y un 0-2 como un piano para un apagado Numancia, que estaba sin luz, sin ánima y sin mucho que contar en la primera mitad. Los numantinos, fuera de cobertura.

La Cenicienta, el VAR y la música de viento en Soria

En el segundo acto, debía arreglar el desaguisado un Numancia que había metido el pie hasta el fondo del charco. Solicitó el VAR Los Pajaritos cuando se entendió que un rechace de la zaga manchega, tras una incursión de Yeboah, había acabado en la mano de un defensor. Quería vendetta, lo comido por lo servido en esa situación en la que se consumó el 0-1. Acto seguido, sonaba una música de viento ya habitual en Soria: silbaba el fortín rojillo, pues no entendía por qué el Numancia cedía balones atrás y reculaba. Castigaban también con pitos los centros a tierra de nadie que el bloque soriano mandaba constantemente a la Luna de Valencia. Ofuscado arriba, el cuadro numantino, por “desméritos” propios, según comunicó después López Garai, se enredaba una y otra vez en la telaraña manchega. No le salía prácticamente nada. Se esfumaban las ideas fructíferas en ataque, y cuando desaparece la creatividad de Fran Villalba, Soria y el Numancia lo pasan extremadamente mal.

Estaba más ¿fino? el Numancia en el segundo periodo y logró montarle una encerrona al ‘Alba’, que, evidentemente, se conformaba con el 0-2. Podían rematar los de Ramis, totalmente enjaulados, a los rojillos a la contra. Se aferraban a ella y depositaban ahí todo su argumento ofensivo del segundo tiempo. Sin mucha clarividencia ofensiva, los numantinos se encontraban con una pena máxima a favor en el minuto 90. Malsa derribó a Guillermo, recambio de lujo en Soria, y el mismo ariete vasco transformó el penalti (1-2). Pero, como ya ocurrió ante el Rayo Majadahonda (1-2), el Numancia había entrado demasiado tarde al partido. Vertió pimienta y emoción, sí. De hecho, Willy rozó el 2-2 en un remate final. Centrado y mordido. Aunque, para cuando el Numancia quiso enmendar el desbarajuste levantado durante casi más de medio partido –despistes, desasosiego, lentitud y desacierto ofensivo–, el reloj ya daba las doce. La Cenicienta rojilla se quedó sin ser lo que fue en Riazor. Ante el Albacete, este Numancia volvió a convertirse en calabaza y cosechó su tercera derrota en Los Pajaritos.

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